06 septiembre 2012

CAER EN LOS MISMOS ERRORES ES RECAER



Seguramente que en la cadena de la vida, el ser humano sea el único ser vivo capaz de caer una y otra vez en sus mismos errores y además alegrarse por ello.

Día tras día, año tras año y siglo tras siglo, seguimos alimentando y fomentando indefectiblemente, el culto a la propiedad en su más amplio sentido, el egoísmo y el egocentrismo en sus más variadas y rebuscadas versiones, y todo un sinfín de estrategias que de manera personal o colectiva, únicamente fomentan la ambición y el poder del propio individuo, en detrimento del colectivo humano.

A menudo me pregunto a donde nos llevará todo eso. Los recursos naturales son cada vez más escasos, los países pobres cada día más pobres y el capitalismo más radical parece haberse adueñado del planeta. ¿Es que nadie se da cuenta de que en el sistema capitalista solo puede quedar uno? o lo que es lo mismo, siempre puedes hundir a alguien que se encuentre por debajo de ti, pero siempre habrá alguien por encima que te hunda a ti.

Se nos han olvidado los valores. Somos solidarios ante las catástrofes de otros países, solamente durante los quince días que los media se hacen eco del suceso, apadrinamos niños del tercer mundo y pagamos míseros salarios a los inmigrantes africanos que trabajan a destajo en nuestros campos, todos queremos ser “bio”, pero nuestros bosques se queman por falta de previsión y de un buen trabajo de limpieza. Podríamos citar tantas y tantas incongruencias.

El otro día le hice una pregunta a un amigo. Ahora que vamos a ser rescatados, después de tantos recortes, de tantos ajustes, de tantas penalidades para mucha gente, de tantos trabajos evaporados para siempre, de tantas lágrimas, ahora ¿a dónde iremos a parar?, ¿cuál es el principio del fin?. Porque supongo que estaréis de acuerdo conmigo que, para volver a estar como antes no nos interesa. Por ejemplo, no quiero para mis hijos una dependencia total del sistema bancario como la que he sufrido yo. Cuando compré mi casa tuve que firmar una hipoteca, con un beneficio para el banco de casi el doble de su valor. No he podido pagar esta hipoteca y el banco se queda con la casa y con el dinero de mi hipoteca. Pero el negocio continua. Mi excasa, ha sido vendida nuevamente a otra pareja que ha vuelto a firmar otra hipoteca … es el mejor negocio que he visto en mi vida, si dejamos aparte las tómbolas de la feria o los trileros de las Ramblas de Barcelona.

Y no sé porque escribo todo esto. Utopías me diréis, y seguramente será verdad. Ya me lo dicen mis amigos: Gabriel, piensas demasiado, esto no lleva a nada bueno.

Será verdad, y a lo mejor es por la fiebre que me ha tumbado, debida a una infección de garganta que arrastro desde hace días, o a lo mejor es por lo que ocurrió anoche mientras cenaba en un bar de Perpignan (Francia), y que algún día os contaré, alguna razón habrá, aunque yo la desconozca.

Mientras tanto, escuchadla una vez más:

Un fuerte abrazo “amigos”.

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